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Para nada, para nada

Para nada, para nada

Dicen que la lengua española es una de las más ricas y lamentamos cuánta pobreza algunos exhiben de ella.

No sé hasta dónde los profesores de lengua materna coinciden con nosotros, pero no hay dudas de que mucha gente se comunica con un reducido número de vocablos.

Eso, pienso yo, quizás justifique porqué prenden en el leguaje diario tantos giros de pobre factura, frases manidas y combinaciones de palabras con un sentido hueco, porque nada aportan.

¿Qué me dicen del “Para nada, para nada”. Frase de moda, no hay entrevistado que ante cualquier pregunta enseguida responda “para nada, para nada”.

Con esa festinada forma de contestar, no dudo que alguno(na) a la pregunta de ¿para qué sirve tu arte? Responda: Para nada, para nada.

Algo ocurre con los adverbios, ya la gente no está aquí como debería, sino que está acá.

Parecen vicios sectoriales del lenguaje, ahora se escucha “tenemos un problema puntual” o “hay que focalizar el problema”. O sea que en cada actividad intelectual, productiva o educativa se inició la maratón de sumar esos localismos.

Aunque lo que más me alarmó fue cuando en una reunión, hace algún tiempo, escuché hablar de los decisores -entiéndase los que toman decisiones-. Con esa palabreja había chocado un tiempo atrás, leyendo un documento de la ONU en una revista digital, pero evidentemente se trataba de un soberano disparate de traducción.

En el diccionario de la Real Academia (está aquí escuchando la conversación mientras escribo) existe decisorio, del latín decisus, y significa que tiene virtud para decidir. Pero a la otra palabrita no le han dado cabida.

“La culpa esta vez no es del vulgo” me comentó un amigo con aire de bardo, porque siempre de esos dislates culpan a los menos dotados de cultura, pero los mencionados son de nosotros, los más cultivados.

En todas partes cuecen habas, como dice el refrán, quizás algunos leyeron cuando una colega “creó” la palabra sociocidio, olvidando que en el idioma español hace mucho existe genocidio, un vocablo para designar lo que ella quiso.

De todas formas cuando escuchemos algo así no perdamos la oportunidad de reír, recuerden que hay criterios médicos de que la risa es muy buena para la salud.

Ríase que ellos no se molestarían para nada, para nada.

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