Desde la atalaya de la soledad
La propia experiencia y la historia, nos enseña que las personas tratamos de establecer vínculos afectivos, y el amor se muestra como uno de los temas más persistentes en las quimeras de los seres humanos. Pero también hay un sentimiento que está en la misma raíz de nuestra conciencia, y que nos acompaña siempre: desde el nacimiento a la muerte, afrontamos momentos de soledad. Y pudiera ser precisamente este radical desamparo el aspecto psicológico que nos lleva en ocasiones a vivir el amor como una necesidad porque al tomar conciencia de la soledad sentimos miedo, incertidumbre, desprotección ... y vamos aprendiendo que tal ánimo mejora con la proximidad de personas significativas. Si no somos capaces de ver la soledad como una condición propia de la persona y por lo tanto uno de los caminos de conocimiento, como todas las otras facetas de nuestra individualidad, cerramos la puerta interior donde queda encerrado aquello que nos sustenta y nos alejamos de las posibilidades que nos ofrece la observación desde la atalaya de la soledad, lugar privilegiado para mirar el paisaje de: La memoria: Capaz de reunir en nuestra mente, desde una personal mirada tantos momentos de nuestra vida, en un ramillete de recuerdos.
2 comentarios
José Pérez -
Robson Messias -
muy felicita ...